martes, 13 de noviembre de 2007

Ella va por una ruta vacia, que recorre a leve velocidad. Una verja negra, oxidada e inundada de plantas le llama poderosamente la atencion y se detiene.Llega a la puerta, cuyo candado cede facilmente por la vejez y el correr del tiempo a la interperie, e ingresa. Se sorprende ante la facilidad y curiosea unos instantes. Observa las rosas blancas, ya marchitas. Camina otro trecho entre la entrépida selva en la que se ha convertido esa antigua quinta para toparse con la enorme y tenebrosa casa.Piensa en entrar tambien a ella. El candado de esta puerta es tan viejo como el anterior. Lo piensa de nuevo y se retracta. Se sienta en las raíces del deteriorado sauce, rememorando los fragiles recuerdos de la niña que solia perderse en el aroma las rosas blancas y cuyo paraiso le fue arrancado el mismo dia en el que se cerro el primer candado.

1 comentario:

Chech Jones dijo...

Una muchas veces ante el misterio, ante lo desconocido, cae...
Entra en un mundo que nada tiene que ver con el suyo pero igual intenta ser parte de él...
A veces se logra superar sus miedos y seguir adelante, otras se asusta tanto que decide dar un paso al costado y dejar que todo quede en su lugar, no arriesgandose, no intentando... VIVIR